sábado, 10 de marzo de 2012

Rosa blanca

Aqui les dejo esta fabula que me encanto desde que la leí, me la quisieron leer unos voluntarios cuando estuve internada pero no pudieron porque me encontraba mal por el medicamento y me dejaron la hoja con mi mama, hay muchas cosas que no recuerdo cuando me daban ese medicamento. Espero les agrade.

En un jardín de matorrales, entre hierbas y maleza, apareció como salida de la nada una rosa blanca. Era blanca como la nieve, sus pétalos parecían de terciopelo y el roció de la mañana brillaba sobre sus hojas como cristales resplandecientes. Ella no podía verse, por eso no sabía lo bonita que era. Por ello paso los pocos días que fue flor hasta que empezó a marchitarse sin saber que a su alrededor todos estaban pendientes de ella y de su perfección; su perfume, la suavidad de sus pétalos, su armonía. No se daba cuenta de que todo el que la veía tenia elogios hacia ella. Las malas hierbas que la envolvían estaban fascinadas con su belleza y vivían hechizadas por su aroma y elegancia.
Un día de mucho sol y calor, una muchacha paseaba por el jardín pensando cuantas cosas bonitas nos regala la madre tierra, cuando de pronto vio una rosa blanca en una parte olvidada del jardín, que empezaba a marchitarse.
-Hace días que no llueve, pensó -si se queda aquí mañana ya estará mustia. La llevare a casa y la pondré en aquel jarrón tan bonito que me regalaron.
Y así lo hizo, con todo su amor puso la rosa marchita en agua, en un lindo jarrón de cristal de colores, y lo acerco a la ventana.- La dejare aquí, pensó- porque así le llegara la luz del sol. Lo que la joven no sabía es que su reflejo en la ventana mostraba a la rosa un retrato de ella misma y que jamás había llegado a conocer.
-¿Esta soy yo? pensó poco a poco sus hojas inclinadas hacia el suelo se fueron enderezando y miraban de nuevo hacia el sol y así, lentamente, fue recuperando su estilizada silueta. Cuando ya estuvo totalmente restablecida vio, mirándose al cristal, que era una hermosa flor y pensó: ¡¡vaya!! Hasta ahora no me he dado cuenta de quién era, ¿cómo he podido estar tan ciega? La rosa descubrió que había pasado sus días sin apreciar su belleza. Sin mirarse bien así misma para saber quién era en realidad. Si quieres saber quién eres de verdad, olvida lo que ves a tu alrededor y mira siempre en tu corazón.     

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